1 año entero desde que mis manos volaron sobre el teclado.
1 año desde que mis ojos se dirigieron hacia la pantalla y observan el título de un blog que surgio por puro aburrimiento.
1 año desde que me estrujé por última vez esta cabecita mía para escribir intentando plasmar sentimientos que ni siquiera yo tengo claros.
Ha pasado un año y he madurado. Por lo menos quiero pensar que es así.
No voy a mentiros, he estado leyendo todas las entradas antiguas y la verdad es que he llegado a la conclusión de que tenía algún tipo de depresión.
Escribía cosas que ahora no sería capaz ni de pensar. La vida me ha hecho fuerte. Soy capaz de sacarme las castañas del fuego y, aunque eso no significa que mis días estén siendo buenos, he aprendido a decir: El mundo seguirá girando. Tendré oportunidades para volver intentarlo. Volveré a levantarme de nuevo.
David se ha convertido en uno de mis ídolos. Y es que si él, que era un simple humano, pudo derrotar a un gigante,
¿por qué no voy a poder superar yo los sentimientos de un mal día?